Iglesia de planta rectangular y una sola nave con ábside trasdosado al exterior cuadrangularmente al que se le adosa un pequeño saliente como sacristía. El tejado es a dos aguas en la nave y tres en el ábside, todo ello cubierto con teja plana; el conjunto es de mampostería en su mayor parte, a excepción de los esquinales que son de sillería. La fachada principal está orientada al oeste y realizada en sillares, presenta tres cuerpos separados por línea de imposta. En el primer piso observamos adosado un pequeño pórtico de piedra, cubierto con teja plana de una sola caída, puertas y ventanas bajo arco de medio punto y una hornacina con cruz latina en su interior. La piedra utilizada para su construcción proviene de la Colegiata de Santa Cruz, aunque el adosado sea de época moderna. En la segunda altura cuerpo ciego de sillares con dos bolas rematando la fachada y línea de imposta que lo separa de la espadaña que remata el conjunto. Esta se encuentra compuesta por dos campanas y presenta una cruz de piedra en su cumbre.
Datos históricos:
La iglesia está reedificada sobre una primitiva ermita, de igual advocación. La construcción original estuvo a cargo de los señores de la casa y torre de la Mora, titulados del Castro.
El edificio original fue sustituido por el que actualmente conocemos en el s.XVIII, bajo mecenazgo de D. Agustín de Ceballos Socobio, abogado y relator del Real Consejo de Indias que en 1689 aparece empadronado en La Cueva como residente en Madrid. Presentó en el año 1709, ante el arzobispo de Burgos y siendo regidor general del valle de Castañeda y de la cuadrilla de La Cueva D. Simón de Palazuelos, solicitud para poder realizar enterramientos en el lugar; en esos momentos tan sólo la Colegiata tenía dicha potestad y esto acarreaba diversos inconvenientes al tener que trasladar los cadáveres desde el pueblo hasta la colegiata.
En su interior destaca un retablo salomónico y es reseñable la imagen del Cristo atado a la columna y el lienzo de San José.
Galería fotográfica:
